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Esta es mi palabra de siglos
de hoy, de siempre
que es también la palabra de ella
que me abriga en las noches sin lumbre
que se despliega como las alas de los cóndores
sobrevolando los pináculos
fuego de penetrante pureza
que de súbito se hace presente,
para remontar la maloliente incredulidad
que arenga a los que yacen moribundos
que no teme expresar lo que le tortura
lo que le conmueve
que canta para rasgar el velo
acompañando la guitarra de los desterrados
Palabra comprensible
para todos aquellos que se despiertan al alba
y oyen el címbalo que resuena
en el interior del corazón humano
para el navegante solitario
que está de pie sobre la cubierta iluminada
cuando las velas se hinchan
y se encrespan las olas en alta mar
belleza íntima
crepúsculo, rubíes
brisa, flor, joyas…
puestos en el perfil abierto del alma
para deshacer los insulsos cantos de sirena…
cuyo ensordecedor bullicio es lastimoso
en el muro del tiempo una visión incendiaria
cuando el oído atisba la señal
que le viene de lo alto
y se aísla tan solo por un pálpito
ángeles recitando gorjeantes palabras
sumidos en la acústica sagrada de su discurrir
palabras de gracia que se esparcen en remolinos
entre el ir y venir de tu sangre revitalizada
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martes, noviembre 30, 2010
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